Ya casi no se ven las plantas que producían un fruto que todo campesino usó antes de que el plástico nos invadiera.

Se trata del Chúuj o calabazo, que aún se utiliza en comunidades mayas de #Yucatán, pero no en las ciudades.

El árbol da un fruto que alcanza unos 30 centímetros de longitud se corta y se necesita de 4 a 5 meses para el proceso de secado, al cual se le extrae las semillas y pulpa de manera cuidadosa, y también lleva un proceso de “curado”. 

Ahora se hace un llamado para no hay que perder esta semilla y el calabazo que conserva el agua fresca no sea conocido por las próximas generaciones en una fotografía.