El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó su primera ley desde que regresó al poder, una medida que permite la detención y deportación de migrantes por delitos menores, intensificando su política migratoria.

La legislación, denominada Ley Laken Riley, fue firmada en la Sala Este de la Casa Blanca ante un centenar de invitados, incluidos familiares de la joven estudiante de enfermería asesinada en Georgia en 2024 por un migrante indocumentado de origen venezolano. “Estados Unidos nunca olvidará a Laken Riley”, declaró Trump, quien subrayó que su agresor debió haber sido deportado antes del crimen.

La iniciativa fue aprobada el 22 de enero por la Cámara de Representantes, con mayoría republicana y el respaldo de 46 congresistas demócratas. Posteriormente, el Senado de EE.UU. la ratificó con el apoyo de 12 senadores demócratas, pese a la oposición de organizaciones proinmigrantes que consideran la ley demasiado radical.

Según la nueva normativa, migrantes con antecedentes de delitos menores, como hurtos en tiendas, serán automáticamente detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y procesados para deportación, eliminando en algunos casos el debido proceso.