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Empieza la era Biden: tres desafíos que marcarán los 100 primeros días

Los vaticinios oscilan entre el optimismo y la inquietante incertidumbre. Pero aún en medio de la caldeada y agrietada conversación política, en algo parece haber acuerdo: no habrá luna de miel para Joseph R. Biden, el demócrata que, con 78 años y 40 de carrera política, se convirtió en el presidente número 46 de los Estados Unidos y en la llave para el regreso del partido demócrata a la Casa Blanca.

Aunque el período de gracia suele otorgarse en el inicio de una gestión de gobierno -más aún, ante un cambio total en el color político y en el estilo-, poco de eso le espera al exvicepresidente de los años de Barack Obama. El comienzo de la administración de Biden y su vicepresidenta Kamala Harris estará signado por la crisis institucional mayúscula que se desató en el último tramo de la administración Trump, con un corolario sombrío el 6 de enero en el asalto al Capitolio.

 

Además, el contexto de la pandemia, le impondrá retos casi sin precedentes, en el país con la mayor cantidad de casos y muertes, donde la propagación del COVID-19 sigue haciendo estragos en la salud y la economía, obligando a Biden a impulsar un costosísimo plan de rescate y recuperación.

Con las perspectivas de dos analistas internacionales argentinos, enumeramos aquí los tres desafíos centrales que enfrenta el hombre que prometió reunificar el país e impulsar la reconstrucción económica y social, abordando tanto la agenda de las minorías como los grandes asuntos del tablero geopolítico.

EL COMIENZO DE LA ERA BIDEN PRESENTA VARIOS DESAFÍOS

Por otro lado, sobre los desafíos institucionales, Harguindey agrega: “A la larga, Joe Biden y quienes crean en la democracia, precisan de reformas que logren robustecer la democracia republicana estadounidense tradicional. Entre eso, lo más obvio, es un nuevo VRA (Voting Rights Act o Ley de Derecho al Voto), que, cuando se impulsó en los años sesenta, convirtió a Estados Unidos en una democracia republicana real. Esa ley, tenía un montón de elementos que favorecían a la democracia, como controles sobre los estados, para que no pudieran llevar a cabo prácticas antidemocráticas o excluyentes con parte de la población. Y se derogó buena parte de esa ley en 2012 y 2013 por una orden de la Corte Suprema. Un nuevo VRA sería un buen avance en términos de democracia efectiva”.

La pandemia: la gestión sanitaria y económica

Con más de 24 millones de casos y más de 400.000 muertes por COVID-19, según los datos de la Universidad Johns Hopkins, el manejo de la pandemia de aquí en adelante requerirá un esfuerzo monumental en dos sentidos. Por un lado, la aceleración del plan de vacunación que, según Biden, fue hasta ahora “un fracaso estrepitoso”. Y fue el propio demócrata el encargado de imponerse un objetivo ambicioso para los primeros 100 días de gestión: la administración de 100 millones de vacunas.

A este desafío logístico y sanitario histórico, se suma el plan de asistencia económica de Biden cimentado en dos pilares: el rescate y la recuperación. La iniciativa, que costará 1,9 billones de dólares, tiene tres ejes. Estos son: la lucha contra la pandemia, la asistencia a individuos y finalmente, la asistencia a negocios, empresas y estados locales.

“Todo este año va a estar marcado por la pandemia seguro, -sostiene Listrani-. Hay que seguir acelerando la vacunación. Hay que coordinar siempre con los estados las políticas sanitarias. Y el costado económico de la pandemia, con el plan billonario de Biden, también va a tener un lugar central”.

El lugar de Estados Unidos en el mundo

La vuelta a la diplomacia blanda y un cambio radical en el estilo son esperables en la política exterior de la nueva administración. Pero aunque cambien las formas, algunos asuntos de fondo seguirán atravesando la agenda internacional. Las tensiones con China y su creciente poderío económico prometen continuar, como así también, pensando en un asunto vinculado a América Latina, la posición en torno a grandes temas geopolíticos, como la crisis en Venezuela.

 

Por otro lado, el analista asegura que no habrá demasiado tiempo para recomponer algunos puentes claves de la política exterior. “Yo creo que en este primer año, Biden se va a apurar mucho en volver a salir afuera, en volver a comunicarse con los aliados porque quiere mostrar un gesto fuerte de que Estados Unidos está cambiando y que quiere proteger alianzas para abordar grandes temas: cómo manejarse con China, o con problemas como la pandemia o el cambio climático. Esto es importante porque tiene poco tiempo para compartir con algunos mandatarios importantes. Merkel se va en unos meses y Macron posiblemente el año que viene. Por eso, son pocas las cumbres u oportunidades (una de ellas será el G7) que tendrá Biden para una foto o una bilateral con algunos de los principales líderes”.

El analista Joaquín Harguindey asegura que la política exterior será un espejo de la política doméstica, en cuanto a la búsqueda de normalización que encara Biden. En línea con Listrani, sostiene que el comienzo de la gestión de Biden estará marcado por un regreso a los organismos multilaterales y a las alianzas históricas. “Sobre todo, se pondrá foco en volver al Acuerdo de París y en volver a tomarse en serio la amenaza del cambio climático”.

Con respecto a la relación con América latina y, en particular, con la Argentina, dice: “No se prometieron cambios bruscos en la relación con ningún país en la campaña, al menos en el futuro inmediato. La única excepción tiene que ver con los países de Centroamérica que están más en crisis. Son Honduras, El Salvador y Nicaragua y, debido a su rol en el flujo migratorio indocumentado hacia los Estados Unidos, se discute la posibilidad de un conjunto de medidas de asistencia y estabilización económica a incluirse en el plan de reforma migratoria presentado por la vicepresidenta Harris la semana pasada”.

 

(Con Información de Todo Noticias )